Ixión es el rey de los lapitas, se atrevió a seducir a Hera. Zeus formó una nube con el aspecto de la diosa e Ixión se unió a ella y engendraron a Centauro, el padre de los centauros, seres mitad hombres, mitad caballos. Zeus lo castigó atándolo a una rueda encendida dando vueltas eternamente.
Mas no Alcítoe la Mineia estima que las orgias
deban acogerse del dios, sino que todavía, temeraria, que
Baco
progenie sea de Júpiter niega y socias a sus hermanas
de su impiedad tiene. La fiesta celebrar el sacerdote
-y, descargadas de los trabajos suyos, a las sirvientas y sus
dueñas 5
sus pechos con piel cubrirse, sus cintas para el pelo
desatarse,
guirnaldas en su melena, en sus manos poner frondosos
tirsos-
había ordenado, y que salvaje sería del dios ofendido la ira
vaticinado había: obedecen madres y nueras
y sus telas y cestos y los no hechos pesos de hilo guardan, 10
e inciensos dan, y a Baco llaman, y a Bromio, y a Lieo,
y al hijo del fuego y al engendrado dos veces y al único bimadre;
se añade a éstos Niseo, e intonsurado Tioneo
y, con Leneo, el natal plantador de la uva
y Nictelio y padre Eleleo y Iaco y Euhan 15
y cuantos además, numerosos, por los griegos pueblos
nombres, Líber, tienes; pues tuya la inagotable juventud es,
tú muchacho eterno, tú el más hermoso en el alto cielo
contemplado eres; cuando sin cuernos estás, virgínea
la cabeza tuya es; el Oriente por ti fue vencido, hasta allí, 20
donde la decolor India se ciñe del extremo Ganges.
A Penteo tú, venerando, y a Licurgo, el de hacha de doble ala,
sacrílegos, inmolas, y los cuerpos de los tirrenos mandas
al mar, tú, insignes por sus pintos frenos, de tus biyugues
linces los cuellos oprimes. Las Bacas y los Sátiros te siguen, 25
y el viejo que con la caña, ebrio, sus titubantes miembros
sostiene, y no fuertemente se sujeta a su encorvado burrito.
Por donde quiera que entras, un clamor juvenil y, a una,
femeninas voces y tímpanos pulsados por palmas,
y cóncavos bronces suenan, y de largo taladro el boj. 30
«Plácido y suave», ruegan las Isménides, «vengas»,
y los ordenados sacrificios honran; solas las Mineides, dentro,
turbando las fiestas con intempestiva Minerva,
o sacan lanas o las hebras con el pulgar viran
o prendidas están de la tela, y a sus sirvientas con labores urgen; 35
de las cuales una, haciendo bajar el hilo con su ligero pulgar:
«Mientras cesan otras e inventados sacrificios frecuentan,
nosotras también a quienes Palas, mejor diosa, detiene», dice,
«la útil obra de las manos con varia conversación aliviemos
y por turnos algo, que los tiempos largos parecer 40
no permita, en medio contemos para nuestros vacíos oídos».
Lo dicho aprueban y la primera le mandan narrar sus hermanas.
Ella qué, de entre muchas cosas, cuente -pues muchísimas conocía-
considera, y en duda está de si de ti, babilonia, narrar,
Dércetis, quien los Palestinos creen que, tornada su figura, 45
con escamas que cubrían sus miembros removió los pantanos,
o más bien de cómo la hija de aquélla, asumiendo alas,
sus extremos años en las altas torres pasara,
o acaso cómo una náyade con su canto y sus demasiado poderosas hierbas
tornara unos juveniles cuerpos en tácitos peces 50
hasta que lo mismo padeció ella, o, acaso, el que frutos blancos llevaba,
cómo ahora negros los lleva por contacto de la sangre, ese árbol:
esto elige; ésta, puesto que una vulgar fábula no es,
de tales modos comenzó, mientras la lana sus hilos seguía.
POETA: De las metamorfosis de Ovidio
Ovidio en las metamorfosis nos excplica en el libro IV el mito de Ixión.

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